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Propósitos de papel


"Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia" (Paulo Coelho, "El alquimista" 1988).


No recuerdo año nuevo que no empezara con muchos propósitos, desde la infancia siempre vemos y oímos a los mayores hacer, proponer, jurar por lo que harán en el año que comienza. Así recuerdo a mis amigos y a los amigos de ellos, al obeso ponerse a dieta, al perezoso salir a correr con el amanecer, papá le juraba a mi madre no volver a gritar, el esposo de la vecina se proponía encontrar empleo, Chito el coime del villar se matriculaba en el colegio una vez más, Crispín aseguraba no faltar más a su grupo de AA, el Padre Briones juraba ese año iba a salvar a las almas perdidas de ese pueblo y el Pastor Bernardo desde su púlpito aseguraba ese año bautizaría al mismo Padre Briones.


A la altura de Febrero la febril euforia de lo recién propuesto se veía tan helada como la Antártica misma, solo el Padre Briones insistía en su afán martillándolo en cada sermón de domingo hasta cerca de Mayo, cuando seguro daba por causa perdida lo que buscaba; para ese entonces el propósito de Don Bernardo parecía haber sido una broma de año nuevo.

Así crecí, proponiéndome y olvidándolo, ignorando la frustración de no alcanzarlo, enterrándola en la desfachatez más cínica de “el próximo año será”, “era inalcanzable o irreal”, “hay más tiempo que vida”, “Dios no lo quería así”, etc., etc.. Y nada hubiera cambiado hasta que tropecé con un viejo, Tomás Gilberto Vega quien en una tarde, sentado detrás de un puro y en compañía de varias tazas de café y El Alquimista de Paulo Coelho me enseñó cómo llegar a la proxima navidad con la sonrisa presumida de los propósitos alcanzados.

- No cumples tus propósitos muchacho por que los haces de papel, con las primeras lluvias de problemas, responsabilidades y rutina se mojan, se desbaratan y no puedes volver siquiera a leer lo que decían, mucho menos recordarás lo que eran.-

-Quien te diga que los propósitos deben ser modestos, realistas y alcanzables para no frustrarte por no alcanzarlos, es un idiota, su miserable vida nunca dejará de ser modesta, realista y alcanzable, nada extraordinario-.

-Los propósitos no son ideas, son tu vida-

-Debes hacerlos de madera, de un gran madero al que te aferrarás con los brazos, las piernas, las uñas y los dientes; o te hundirás en ese océano de mediocridad que es la vida común, rutinaria, cómoda y segura de lo fácilmente alcanzable-.

Se levantó de la silla y con su poéticamente cruda manera de hablar se refirió a su vejiga que necesitaba vaciar, retirándose a buscar enseguida el baño del café. En lo que regresaba me asomé a la libreta que dejó junto al libro y su lápiz, sé que había estado leyendo varias obras de Coelho pues tenía frases de este autor garabateadas entre signos de interrogación y admiración, esto es lo que decía:

"Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él."

"No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros."

"Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia."

"El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños."


Tomás regresó, me miró leyendo su libreta, se la devolví, él arrancó la hoja y me la regaló, continuando su charla.

-Mira- a propósito de frases como esas, todo lo que puedas leer y encontrar en la filosofía y la poesía sobre propósitos, sueños y metas es muy bueno, te endulzará el oído, te acicateará el carácter, hará correr adrenalina por tus venas, te hará decir -¡Claro que puedo!-, y correrás a alcanzarlo, pero al salir por esa puerta te abofetearán en la cara la señora rutina, sus sobrinas las obligaciones mal nacidas de la necesidad, y como gatos revueltos harán jirones tus propósitos si no los alimentas para calmarlos. En menos de lo que piensas estarás olvidando tus metas y no habrá mucho tiempo libre en tu día para que un poeta o filósofo o psiquiatra te recuerde que puedes lograrlo y no debes olvidar lo que te propones alcanzar.

Te voy a dar un secreto, -vuelve tus propósitos algo físico-, algo a lo que puedas aferrarte físicamente, es como Dios, si no existiera hubiera sido necesario inventarlo. Se llevó la mano a la bolsa del pantalón y sacó un Mala, una especie de rosario tibetano hecho de un cordón pequeñito de cuero con unas cuentas de madera y de piedra. –Observa-, esta cuenta es el propósito diario, algo sencillo que debes seguir día a día, -yo por ejemplo- no me acuesto sin antes haber leído algo nuevo; la segunda es también algo que debo hacer diario, -ayudar a alguien en algo-, es a veces difícil de saber si lo hice o no, pero eso es lo que representa; la tercera es un propósito semanal o mensual que es dejar una huella en algo o en alguien, proponer un cambio, servir de algo, -tú- talvez eres el propósito que representa esta piedra para esta semana; las otras tres cuentas son mucho mayores, son lo que debo alcanzar este año y el próximo, talvez me lleve más tiempo, no lo sé, no te diré lo que son porque son propósitos muy personales, pero los represento así para tocarlos a diario, pensar en ellos, y en cómo voy avanzando para alcanzarlos.

-¿Y la piedra colgante significa algo?- pregunté; -Sí-, contestó, -me recuerda que de vez en cuando debo almorzar con Dios-.

Mi mirada seguramente pedía más explicación así que continuó, -Una vez al mes por lo menos me siento a solas en algún parque, o un café, o un rincón solitario, saco este collar de propósitos y platico con Dios sobre como voy a lograrlo, cuan cerca o lejos me siento de alcanzarlos, cuan débil o poderoso es el deseo de verlos realizados-. –Entonces después de un rato, salgo renovado con más necesidad de continuar buscándolos-.

La charla continuó por un largo rato, otros amigos y conocidos llegaron y la platica se diluyó en trivialidades cotidianas, me despedí del grupo, al estrechar la mano de Tomás tenía el Mala puesto en la muñeca como una pulsera. Al salir por la puerta de vidrio volteé y el viejo me decía adiós sacudiendo la mano para resaltar el movimiento del dije colgante, en sus ojos una expresión de “ya te lo dije, ya lo sabes, ahora no lo olvides”.


No he vuelto a ver a Tomás en 20 años, pero su secreto funciona conmigo, mi esposa se pregunta porqué hay un rosario colgado en el retrovisor de mi camioneta si no soy un devoto de religión alguna, cargo un llavero con llaves que no abren nada, están en mi bolsillo para pensar a diario en lo que representan para mí, para mis propósitos. Ahora que ha vuelto la moda de los adornos tribales seguramente encontraré una pulsera que me recordará tras qué ando este año, o la confeccionaré yo mismo. Lo importante es tocarlos a diario, recordar que están allí con un propósito real, no de papel, no se puede olvidar, no se puede perder, y de vez en cuando para recordarme invitar a Dios a tomarnos un café.

Prospero y productivo año para todos…


ATTE.

Tu café Tres Marías

"Hace lo mejor de tu día"

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